lunes, 22 de octubre de 2007

Vértigo


Los edificios comienzan a pasar demasiado deprisa a mi lado. El aire me golpea en la cara con una fuerza que está en el límite de lo que se disfruta y lo que molesta. El cielo se nubla por momentos y mi destino está lejos ¿llegaré antes de que llueva?

El coche no tiene frenos, aunque eso ya lo sabía antes de subirme. Siempre existe la posibilidad de tirarme en marcha, dolerá así que de momento ni me lo planteo pero si encuentro otra cuesta abajo la cosa puede cambiar. A veces recuperar el control es doloroso.

No hay comentarios: