martes, 8 de abril de 2008

Agua y viento


Hay veces que, sin querer, tras una cuesta abajo conservamos el paso un poco más vivo. Un rato después, cuando la pendiente es de nuevo un poco empinada percibimos que nos falta aire. En ese preciso instante es hora de deternse un poco, beber un buen trago de agua, incluso refrescarse la cara, y seguir camino.

De vuelta a nuestra senda seremos, ahora sí, capaces de percibir la suave brisa que hace más ligero el camino

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