viernes, 14 de septiembre de 2007

A contracorriente


Llevo el pie cambiado, sí. Si es martes y la teoría dice que toca día tranquilo a mi me apetece salir y olvidarme del reloj hasta la mañana siguiente. Si tengo que decirte lo mucho que te quiero, aunque no sea oportuno, te lo diré. Cuanto más insistas que haga una cosa más me costará. Cuanto más lo intento peor me sale. Un vagón de metro no me parece sitio para leer ni para dormir así que cada mañana me limito a observar como todos duermen o leen y me siento incómodo. Nadie te busca, yo al menos lo intento. Todo el mundo se pelea, yo sigo sin encontrarle sentido a discutir. No me parece verdad que las palabras se las lleve el viento. Me persigue lo que nunca dije.

Siempre estuviste a mi favor, y yo en mi contra, pero eso ya se acabó (por mi parte, sé que por la tuya no).

1 comentario:

Gupe dijo...

"Me persigue lo que nunca dije"... parece que me has leído el alma :-) Si nunca lo dijiste, dilo; antes de que se haga tarde, porque a veces se hace tarde. Eso lo sé yo desde los 11 años. Por desgracia.

Besazos.