Ya me había pasado en Somolinos pero se conoce que hace tanto de eso que lo había olvidado. Hoy he vuelto a redescubrir lo que me desequilibra.
Siento alegria, incluso poder cuando sale de mi pero cuando soy yo el que la recibo me hundo, me bloqueo. No sé, es como si interpretara que me acusan de ser frágil, como si serlo fuese terrible aunque sé de sobra que no es así. Soy frágil, no tiene nada de malo y además nadie me acusa por ello.
Me hubiera encantado verbalizarlo, seguro que me habría ayudado pero estaba solo ante el peligro de mi mismo. He de confesarte una cosa, de haber estado contigo no habría sido capaz de decirte nada porque confesar lo poca cosa que me sé me hubiese resultado humillante aunque ya hoy, sin dejar pasar más tiempo, sé que ni lo uno ni lo otro es verdad
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