domingo, 25 de mayo de 2008

Decantando


Como el vino que decanta para desechar impurezas, así estoy yo hoy. Ayer fue un día de muchas emociones, diversión, altura. Al final, sin motivo aparente arranqué a llorar sin consuelo, era un llanto bueno, emocionado. El silencio y la calma de estos días me han subrayado la sensación de ser afortunado, de querer mucho y ser querido otro tanto.

Sentir que con la gente que me rodea vamos todos a una mientras por ahí no paran de pelearse. Entender de una vez lo mucho que me quieren mis padres, y yo a ellos, que se puede ser muy diferente de alguien y quererlo con locura. Que hay cosas que no hace falta entender, sólo aceptarlas.

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