lunes, 17 de noviembre de 2008

La habitación de nuestros planes


La habitación de nuestros planes es un cuarto muy pequeño. Procuramos tenerlo a nuestro gusto pero cuando algo se tuerce enseguida nos ponemos nerviosos, empezamos a caminar de una lado para otro como locos y se nos acelera la respiración.

Pasado un rato, y visto que así no solucionamos nada, nos sentamos en el suelo agotados y, buscando soluciones, miramos al ventanuco que hay pegado al techo. El cansancio nos tira para atrás pero sabemos que, con un pequeño esfuerzo, podríamos subirnos a la banqueta que hay en la esquina y abrirlo.

Si la abro - pensamos - se perderá este calorcito que tanto tiempo me ha costado conseguir, pero sabemos que el aire que hay dentro es irrespirable ya.

Después de unos minutos para hacer acopio de energías nos ponemos en pie, nos subimos a la banqueta y abrimos el ventanuco que hay pegado al techo. Pocos instantes después el aire de la habitación de nuestros planes se ha renovado por completo y, además, descubrimos que la temperatura de fuera es mil veces mejor

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