martes, 18 de marzo de 2008

Dispersión


Gotas de emoción se dispersan sin descanso. Parece que el mar las llama y eso me hace pensar porque el mar y yo no nos queremos demasiado. ¿Querrá eso decir que nos parecemos menos de lo que creíamos? Es posible, pero el calor perdura así que esas diferencias, lejos de ser un mal augurio, son enriquecedoras

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